Los hackers rusos.

Los hackers rusos. Libertad para los presos.
El neoliberalismo era que tus padres, crédito e hipoteca, “su casa”, sacarte de “su casa”, para que fueras a un “máster” y que todo esto saliera, gestoría mediante, a devolver en junio.
Pero ojo, esto ya no es eso. No. A ver como llaman a esto. Ni viejos, ni casa, ni “máster”, ni hijos, ni nada. Ni mierda. Sloterdijk borracho perdido de grappa cantando el mambo italiano. Luego se ponen como fieras si se cita a Nick Land. Ecce homo. A ver, los articulazos, las lumbreras. Lombroso está de actualidad. Política internacional en las páginas de sucesos y viceversa. No sufran, si el hijo de puta ese de la Lega no entra en el gobierno siempre puede ir a entrenar al Atlético de Madrid. Y de ahí al cielo. Qué tiempos los del neoliberalismo, Vicente, Albelda, Baraja, Angulo. Ya nos gustaría, ya, se escribe como suena, Lampedusa, como en la cubierta del Gattopardo.
Hay que ser cafre. Tenía una cuartilla preparada para escribir sobre 1994, Brasil, Italia, suecos, búlgaros. El mundial de los 3 puntos por victoria. Baggio y Taffarel. Sumen: seis estados, cinco culturas, cuatro lenguas, tres religiones, dos alfabetos, otro Estado fallido. Yugoslavia en 1994, tela, el primer gobierno Berlusconi, the Glass-Steagal Act de la liberalización financiera de Bill Clinton y el primer álbum de Nas. “New York State of Mind”. Lástima porque tenía buena pinta y con chascarrillo. La cosa es que el productor del tema, dj Premier, podría pasar perfectamente por un alien texano en Brooklyn, que con un movimiento genial, véase sacrificio, con s, abstrae desde el jazz-rap underground hacia un sonido hipnótico “ormai” canónico. Tenía gracia. En la calle haces carrera a base de olfato. Olfato para distinguir lo ambicioso de lo pretencioso. Lo Real. “Yo no duermo porque el sueño es el primo de la muerte”. Ahí si, les recomiendo el ” Mass Appeal” de Gangstarr, “el dinero crece como la hierba” con toda la crew caminando sobre el hielo, del mismo año, del mismo productor, otro sample. Así ven la diferencia entre Nas y Guru, creo que es la mejor explicación de la “Long Revolution” de Raymond Williams. Ya ven, se va el tiempo que da gusto con el Photoshop.
Bueno, la cita si merece la pena, verán.
Margaret Thatcher afirmó que nada, ni sociedad ni nada, que lo que hay son individuos. Y familias. Familias. Que bonito, ya ven. El neoliberalismo, il “riflusso”, si es algo, es el agotamiento de la familia. La saga, la herencia, la pertenencia. El trauma. A ver ahora, sigan con toda esa morralla edípica. Pero vamos que la cita era otra.
Da capo, 1994, again. Una gran familia de jazzistas, los Marsalis, la saga Marsalis. Winston Marsalis recupera el sonido de los gloriosos años 50 y con esto le pone la banda sonora a la apoteosis neo-liberal (con acento en la i, los liberals, con acento en la i, de Silicon Valley que financian la campaña de Clinton, los sindicatos, sin acento, que no financian campañas, tampoco hay que ser muy listo, pertenecen a los liberals, con acento en la i, clásicos, vaya). Nace así el neo-bop, apoyado en un aparato crítico que se aleja del músico activista, 1968, metáforas, metonimias y demás gastos. Brooklyn, avenida Washington, Grammys y Superbowl. Al lío, frente a semejante despropósito, Miles Davis, tajante, dice “pavo recalentado”. Sobras, restos. A ver, las lumbreras, que onda, que aquí hay que tener un doctorado para dilucidar si la carbonara lleva nata o no lleva nata. Psicofonía. No sufran que de aquí a que haya políticos encarcelados, futbolistas dopados, periodistas exiliados, Ciuda-dá-danos, porca miseria. El chascarrillo, la verdad, se me pasan las ganas. Me espero al 2001. Y así le añadimos otro ingrediente esencial, el terror.

 

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